La palabra Queer en inglés significa raro (excéntrico) y durante muchos años fue utilizada para definir de manera despectiva a la comunidad LGBT y a todo aquel cuya sexualidad no cupiera dentro de la definición heterosexual. Así que en un principio la palabra era básicamente un insulto.
A principios de los años noventas, cierto sector de la población LGBT sentía que la dirección que había tomado el movimiento no los incluía y que los gays buscaban ser “normales” y solo se daba visibilidad a cierto tipo de personas gay. Como si el movimiento estuviera intentando crear copias de modelos de las familias heterosexuales y las personas fueras de ese cierto tipo de estereotipos no cupieran en el movimiento. Entonces decidieron apropiarse de la palabra queer y convertirla en aquella que identificaría una nueva corriente del movimiento en la que el sexo y el género son una construcción.
Así lo define Judith Butler una de las “madres” del movimiento:
Mi entendimiento de la palabra “Queer” es el de un término que desea que no tengas que presentar una tarjeta de identidad antes de entrar en una reunión. Los heterosexuales pueden unirse al movimiento queer. Los bisexuales pueden unirse al movimiento queer. Queer no es ser lesbiana, no es ser gay. Es un argumento contra la especificidad lésbica: Si soy lesbiana tengo que ser de tal modo. O si soy gay tengo que desear de cierta manera. Queer es un argumento en contra de cierta normativa, de lo que una adecuada identidad lesbiana o gay constituye.
El termino queer aún se está construyendo, digamos que es tan joven que va evolucionando a medida que lo vamos adoptando todos. Pero quizá podríamos definirlo como una palabra que podemos utilizar para definir nuestra sexualidad fuera de todas las definiciones. Digamos que es una especie de término común para todas aquellas personas que no se sienten incluidas en la forma tradicional con la que se definen las relaciones (LGBT, pansexuales, intersexuales, asexuales, poliamorosos, etc.).
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